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IMPORTANCIA DEL PENSAMIENTO POLÍTICO Y ¿QUIÉNES SON NUESTROS ENEMIGOS?

  • Foto del escritor: Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP)
    Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP)
  • hace 1 día
  • 9 Min. de lectura

Extractos de "La estrategia para la liberación de Palestina" del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP)




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MILITANTE FPLP, Collage, E. (2025)




Las masas de nuestro pueblo han estado luchando para conservar su suelo, para obtener la libertad, para liberar a su país de los colonialistas, para hacer valer su derecho a la autodeterminación y para explotar los recursos de su país en su propio beneficio.




Importancia del pensamiento político


Una de las condiciones básicas del éxito es tener una perspectiva clara de las cosas: una perspectiva clara del enemigo y una perspectiva clara de las fuerzas revolucionarias. Es bajo esta perspectiva como se determina la estrategia de la lucha, ya que sin esta perspectiva, la acción nacional se convierte en una apuesta impulsiva que pronto termina en el fracaso. Así, tras décadas de lucha y sacrificio, se ha convertido en un imperativo para el pueblo palestino asegurarse de que su lucha armada tiene esta vez las condiciones necesarias para el éxito. Nuestro pueblo ha librado una larga lucha contra los planes sionistas y colonialistas. Desde 1917 (la Declaración Balfour), las masas de nuestro pueblo han estado luchando para conservar su suelo, para obtener la libertad, para liberar a su país de los colonialistas, para hacer valer su derecho a la autodeterminación y para explotar los recursos de su país en su propio beneficio. Su lucha contra el sionismo y el colonialismo ha adoptado todas las formas y métodos. En 1936 nuestro pueblo tomó las armas en defensa de sus tierras, sus hogares, su libertad y su derecho a construir su futuro, ofreciendo miles de mártires y soportando todo tipo de sacrificios. Durante ese período de la historia, la lucha armada de nuestro pueblo creó un estado de conciencia de masas no inferior al que nuestras masas están reuniendo hoy en torno a la acción de los comandos. Sin embargo, a pesar de todos los sacrificios, de la larga lista de mártires cuyo número superaba al de los mártires actuales en la acción de comando, de la toma de las armas y del entusiasmo de las masas, nuestro pueblo, incluso hasta el día de hoy, no ha triunfado. La mayoría sigue viviendo miserables condiciones en los campos y bajo el yugo de la ocupación. En consecuencia, para asegurarnos el éxito de la lucha, no nos basta con tomar las armas. Algunas revoluciones armadas en la historia han terminado en la victoria, pero otras han terminado en el fracaso.


Nos corresponde afrontar los hechos con una mentalidad científica franca, valiente y revolucionaria. Una perspectiva clara de las cosas y de las fuerzas reales que participan en la lucha conduce al éxito, mientras que la impulsividad y la espontaneidad conducen al fracaso. Esto muestra claramente la importancia del pensamiento político científico, que guía la revolución y planifica su estrategia. El pensamiento político revolucionario no es una idea abstracta que flota en el vacío, ni un lujo mental, ni un pasatiempo intelectual para los ilustrados, que podemos, si queremos, dejar de lado como un lujo innecesario. El pensamiento revolucionario científico es un pensamiento claro por el que las masas son capaces de comprender a su enemigo, sus puntos débiles o fuertes y las fuerzas que lo apoyan y se alían con él. Asimismo, las masas deben comprender sus propias fuerzas, las fuerzas de la revolución, cómo movilizarse, cómo superar los puntos fuertes del enemigo y aprovechar la debilidad de éste, y mediante qué organización, movilización y programas políticos y militares, pueden intensificar sus fuerzas hasta aplastar al enemigo y lograr la victoria.


Es este pensamiento político revolucionario el que explica a las masas de nuestro pueblo las razones de su fracaso hasta ahora en su enfrentamiento con el enemigo: por qué fracasó su revuelta armada de 1936 y sus intentos anteriores a 1936, qué llevó a la derrota de 1967, la verdad sobre la alianza hostil contra la que están haciendo la guerra, y con qué contraalianza pueden enfrentarse a ella, y con qué método. Todo esto debe ponerse en un lenguaje claro que las masas puedan entender. A través de esta comprensión obtienen una perspectiva clara de la batalla y de sus dimensiones, sus fuerzas y armas, de modo que su pensamiento surge como una fuerza en torno a la cual se unen con una perspectiva de la batalla y una estrategia.


Para nosotros, el pensamiento político significa una visión clara de la batalla que tenemos ante nosotros, y por eso insistimos en la importancia y la seriedad de este asunto. ¿Qué significa luchar sin pensamiento político? Significa luchar de una manera que carece de planificación, caer en errores sin darse cuenta de su gravedad ni de cómo afrontarlos, improvisar posiciones políticas no basadas en una visión clara. Cuando se improvisan posiciones políticas suele haber una multiplicidad de posiciones, lo que significa fuerzas dispersas, con el resultado de que las fuerzas revolucionarias de nuestro pueblo se dispersan por muchos caminos en lugar de converger todas en uno como una fuerza sólida.




El pensamiento político debe (1) ser científico, (2) ser tan claro como para estar al alcance de las masas, y (3) ir más allá de las generalidades y penetrar lo más profundamente posible en la estrategia y la táctica de la batalla para guiar a los combatientes a la hora de afrontar sus problemas.



Queremos advertir del peligro de tomar este asunto a la ligera. Hay entre nuestros combatientes y en nuestras bases, una tendencia que confunde el pensamiento político revolucionario con el descontrol político representado por ciertas “fuerzas políticas” y “líderes políticos”. Esta tendencia confunde el pensamiento político revolucionario con los métodos políticos obsoletos utilizados por el movimiento nacional palestino antes de la estrategia de la lucha armada. Asimismo, esta tendencia confunde el pensamiento político y el complicado sofisma de ciertos intelectuales al discutir asuntos relacionados con la revolución. Así, la tendencia en cuestión trata de despreciar o de quitarle importancia al pensamiento político, por lo que es necesario que realicemos aquí una operación correctiva radical. Es el pensamiento político revolucionario el que desenmascara la “bajeza política”, refuerza nuestra convicción en la lucha armada y desvela ante la opinión pública los estúpidos sofismas que complican los problemas de la revolución en lugar de servir a su causa.


Para desempeñar este papel revolucionario, el pensamiento político debe (1) ser científico, (2) ser tan claro como para estar al alcance de las masas, y (3) ir más allá de las generalidades y penetrar lo más profundamente posible en la estrategia y la táctica de la batalla para guiar a los combatientes a la hora de afrontar sus problemas. Cuando el pensamiento revolucionario cumple estos requisitos se convierte en el arma más eficaz en manos de las masas, permitiéndoles consolidar sus fuerzas y tener una visión perfectamente clara de la batalla con todas las fuerzas en acción y de la posición de cada una de estas fuerzas desde el comienzo de la revolución hasta su definitivo final.




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INTFDA, Collage, E. (2025)




¿Quiénes son nuestros enemigos?


En su artículo Análisis de las clases de la sociedad china (marzo de 1926) Mao Zedong escribe:


¿Quiénes son nuestros enemigos? ¿Quiénes son nuestros amigos? Esta es una cuestión de primera importancia para la revolución. La razón fundamental por la que todas las luchas revolucionarias anteriores en China lograron tan poco es su incapacidad de unirse con los verdaderos amigos para atacar a los verdaderos enemigos. Un partido revolucionario es la guía de las masas, y ninguna revolución tiene éxito cuando el partido revolucionario las desvía. Para garantizar el éxito definitivo de nuestra revolución y no desviar a las masas, debemos prestar atención a la unión con nuestros verdaderos amigos para atacar a nuestros verdaderos enemigos. Debemos hacer un análisis general de la situación económica de las distintas clases de la sociedad china y de sus respectivas actitudes hacia la revolución.


¿Quiénes son entonces nuestros enemigos? El pensamiento político detrás de cualquier revolución comienza por plantear esta pregunta y responderla. Hay que reconocer que las masas de nuestro pueblo palestino no han respondido todavía a esta cuestión de forma clara, concreta y concluyente. Sin una definición clara del enemigo, es imposible tener una visión clara de la batalla.


La evaluación del adversario por parte de nuestras masas ha sido hasta ahora un proceso emocional. Cuando logramos algunas victorias parciales prevalece entre las masas un ambiente general que menosprecia el poder del enemigo, imaginando que la batalla es rápida y fácil, y que es posible que triunfemos en un corto período de tiempo. Por otra parte, cuando el enemigo nos asesta duros golpes, a veces nos vamos al otro extremo y nos imaginamos a nuestro enemigo como una fuerza invencible.




¿Es Israel el único enemigo al que nos enfrentamos en la batalla? Sería un craso error limitar nuestra visión del enemigo únicamente a Israel, porque entonces seríamos como quien imagina que está en conflicto con un solo hombre.



Es evidente que con tales vacilaciones emocionales nos es imposible tener una visión científica de la batalla o planificar inteligentemente y con perseverancia para ganarla.


Ha llegado el momento de que nuestras masas comprendan la verdadera naturaleza del enemigo porque, a través de tal comprensión, el panorama de la batalla se vuelve claro para ellas.


(1) Israel. En nuestra batalla por la liberación nos enfrentamos, en primer lugar, a Israel como entidad política, militar y económica que trata de realizar la máxima movilización militar de sus dos millones y medio de ciudadanos para defender su agresiva estructura racial expansionista e impedir que recuperemos nuestra tierra, nuestra libertad y nuestros derechos. Este enemigo goza de una marcada superioridad tecnológica, que se refleja claramente en el nivel de su armamento y entrenamiento y en el dinamismo de sus movimientos. También goza de una gran capacidad de movilización derivada de su sensación de que está librando una batalla a vida o muerte y que, por consiguiente, no tiene otra alternativa que defenderse hasta el último aliento. Esta capacidad de movilización y esta superioridad tecnológica deben ser tenidas en cuenta en todo momento durante nuestro enfrentamiento con el enemigo. No es casualidad que hasta ahora hayamos perdido todas nuestras batallas con este enemigo, y sería un gran error dar una explicación parcial o aleatoria a nuestras derrotas. Comprender la verdadera naturaleza del enemigo es el primer paso para la planificación estratégica de la victoria. Pero, ¿es Israel el único enemigo al que nos enfrentamos en la batalla? Sería un craso error limitar nuestra visión del enemigo únicamente a Israel, porque entonces seríamos como quien imagina que está en conflicto con un solo hombre, sólo para encontrarse cara a cara con diez hombres para los que no está preparado.




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POSTALDERESISTENCIAPALESTINA,Collage, E. (2025)





El crecimiento del movimiento de resistencia aumentará sin duda la agudeza de estos conflictos para que podamos canalizarlos al servicio del interés de la batalla de liberación.



(2) Movimiento sionista mundial. Israel es, en realidad, una parte integral del movimiento sionista mundial; de hecho, es una rama de este movimiento. Por lo tanto, en nuestra batalla contra Israel, nos enfrentamos, no sólo al Estado de Israel, sino a un Israel cuya estructura se basa en la fuerza del movimiento sionista. El sionismo, como movimiento racial-religioso, trata de organizar y reclutar a 14 millones de judíos en todas las partes del mundo para que apoyen a Israel, protejan su existencia agresiva y consoliden y amplíen esta existencia. Este apoyo no se limita al respaldo moral: es real y básicamente un apoyo material que proporciona a Israel más gente, más dinero, más armas, más conocimientos técnicos y más alianzas concluidas por el movimiento en virtud de su influencia, además de su apoyo a través de la publicidad y la propaganda en todas partes del mundo. Por lo tanto, cuando decimos que nuestro enemigo es Israel más el movimiento sionista no añadimos a nuestro enemigo una mera ristra de palabras sino una fuerza material de una determinada envergadura que debemos tener en cuenta al hacer nuestros cálculos para la batalla. En el presente informe nos limitamos a esta visión general de Israel y del movimiento sionista mundial, pero debemos referirnos a la necesidad de hacer un estudio más preciso y detallado de Israel y del movimiento sionista mundial. [...] Hay que señalar que el enemigo al que nos enfrentamos y que está representado por Israel y el sionismo se rige naturalmente por una serie de conflictos tanto dentro de Israel, como en cualquier otra sociedad, como entre Israel y el movimiento sionista mundial. Estos conflictos deben ser para nosotros un tema de estudio e investigación constante. El crecimiento del movimiento de resistencia aumentará sin duda la agudeza de estos conflictos para que podamos canalizarlos al servicio del interés de la batalla de liberación. En cuanto a la batalla que se avecina, estas contradicciones no han alcanzado un grado que impida la plena concentración y consolidación que se está produciendo dentro de Israel y del movimiento sionista mundial. Para nosotros la imagen del enemigo debe volver a ser la de un campo que se está concentrando y consolidando fuerte y eficientemente con habilidad técnica y organización precisa con el objeto de movilizar plenamente a los habitantes de Israel y a la comunidad judía mundial para enfrentarnos en esta batalla. Ahora bien, ¿se detiene nuestra perspectiva del enemigo en este límite? ¿Es ésta la imagen de “todo el enemigo” al que nos enfrentamos? Repetimos que cometeríamos un gran error si no hacemos cálculos científicos para la batalla si permitimos que nuestra perspectiva se detenga en este límite. En la batalla por la liberación de Palestina nos enfrentamos a una tercera fuerza: el imperialismo mundial dirigido por los Estados Unidos de América.





El Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) es una organización palestina de orientación marxista-leninista, laica y de izquierda, fundada en 1967 por George Habash. Forma parte de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).




El presente texto se compone de dos fragmentos del escrito Estrategia para la liberación de palestina, publicado por Ediciones En Lenguas Extranjeras en Paris, Francia en el año 2022 (ISBN: 987-2-491182-99-1), y se reproduce de manera fragmentada y sin fines de lucro bajo bajo licencia CC BY SA.












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