¿QUÉ DEBEMOS CONSTRUIR DESPUÉS DE GAZA?
- Moisés Garduño García

- hace 21 horas
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FUTURO Y PALESTINA, Collage, E. (2025)
Después de Gaza, muchos nos preguntamos si acaso Occidente y su proyecto siguen representando el paradigma de la “civilización”, o si más bien se han convertido en el código de una criminalidad global.
El mundo que habitamos es uno en el que los partidos de ultraderecha impulsan una ideología conservadora y un discurso no sólo de odio, sino también de deshumanización del “otro”. En palabras de Hamid Dabashi, “las masacres en Gaza y el genocidio palestino forman ya un umbral similar a las consecuencias morales y filosóficas que dejó el Holocausto judío en la historia intelectual europea” (2024). Del mismo modo en que, después del Holocausto judío, el proyecto de la modernidad ilustrada europea fue puesto bajo escrutinio, a raíz del genocidio palestino el proyecto filosófico de un Occidente posmoderno también comienza a desmoronarse.
Ante esto, muchas voces en la academia se preguntan: ¿qué hay de la democracia después de Gaza? ¿Qué es la justicia social después de la hambruna? ¿Qué son los derechos humanos después de sesenta mil asesinados? ¿Qué es la libertad de expresión después de doscientos setenta periodistas asesinados? ¿Qué significa el futuro de lo humano ante esta barbarie?
La ultraderecha israelí, el sionismo, las compañías que la respaldan y las familias adineradas que la nutren desde las capitales euroamericanas —Donald Trump, Tony Blair, Jared Kushner, Miriam Adelson, entre otros— no sólo han sepultado a miles de palestinos bajo los escombros, sino también la poca reputación que le quedaba a la llamada “civilización occidental”. Cada cuerpo, cada niño, cada mujer enterrada en Gaza se ha convertido en una alegoría de aquello que en este mundo occidental no pudo ser: un sujeto interrumpido, una libertad coartada, un sueño fragmentado, una justicia traicionada.
Hoy más que nunca, desde las ruinas de Gaza, debemos comenzar a construir un nuevo imaginario en el que Occidente no tenga absolutamente ninguna autoridad moral (Dabashi, 2025). De modo que, después de Gaza, muchos nos preguntamos si acaso Occidente y su proyecto siguen representando el paradigma de la “civilización”, o si más bien se han convertido en el código de una criminalidad global. Y es que antes de Gaza estuvieron Argelia, Vietnam, Irak, Libia, Yemen, Líbano, Afganistán: toda una barbarie manifestada a la par de una filosofía política que apeló al humanismo, la libertad y la igualdad de los pueblos, mientras se eliminaban aldeas enteras en esos países sin ningún tipo de consecuencia política, moral o legal.
Entender por qué Habermas guarda silencio sobre Palestina puede resultar complejo [...] Para unos [...] podrá leerse como un negacionista del genocidio palestino si no cambia de parecer y reconoce, haciendo honor a su propia teoría, lo que verdaderamente ocurre en Gaza.
Hoy, debido a lo que todos estamos viendo en Gaza, resulta irrefutable afirmar que la “filosofía occidental” está en crisis, al punto de que incluso pensadores como Jürgen Habermas han dejado entrever su inconsciente colonial, el cual —siguiendo a Siavash y Shabani— “ha permeado el pensamiento y el potencial liberador de la Escuela de Frankfurt cuando desentraña tan bien las estructuras del poder y el statu quo, pero guarda silencio sobre el colonialismo israelí que ya había advertido Edward Said desde hace décadas” (2025).
Tomando como punto de partida la declaración de principios de Habermas de 2023, el pensador alemán coescribió lo siguiente en noviembre de ese año, tras los ataques de Hamás a Israel:
La masacre de Hamás, con la intención declarada de eliminar la vida judía en general, ha llevado a Israel a contraatacar. Cómo se llevan a cabo estas represalias —que en principio están justificadas— es objeto de un debate controvertido; los principios rectores deben ser los de proporcionalidad, la prevención de víctimas civiles y la realización de una guerra con perspectivas de paz futura. Sin embargo, a pesar de toda la preocupación por el destino de la población palestina, los criterios de juicio fallan por completo cuando se atribuyen intenciones genocidas a las acciones de Israel.(Habermas et al., 2023)
Hoy, como es sabido, algunas organizaciones —incluso israelíes— han reconocido no sólo que lo que ocurre en Gaza constituye un genocidio, sino también que existe el riesgo de que suceda lo mismo en Cisjordania (B’Tselem, 2025). Sumando al análisis de la declaración de Habermas, habría que decir que tan sólo unos días después de su publicación, el pensador recibió una crítica fundamental de Asef Bayat, sociólogo iraní residente en Estados Unidos, quien —de manera respetuosa y valorando las contribuciones de Habermas en torno a “la esfera pública”— comentó lo siguiente:
Como académico, me sorprende saber que en las universidades alemanas, incluso en las aulas —que deberían ser espacios libres para el debate y la investigación—, casi todos guardan silencio cuando se trata el tema de Palestina. Los periódicos, la radio y la televisión carecen casi por completo de un debate abierto y significativo sobre el tema. De hecho, decenas de personas, incluidos judíos que han pedido un alto el fuego, han sido despedidas de sus cargos, se les han cancelado sus eventos y premios, y se les ha acusado de ‘antisemitismo’. ¿Cómo se supone que la gente delibere sobre lo que está bien y lo que está mal si no se le permite hablar libremente? ¿Qué ocurre con su célebre idea de la ‘esfera pública’, el ‘diálogo racional’ y la ‘democracia deliberativa’? (Bayat, 2023)
Pero hay algo más en la crítica de Bayat que quisiera compartir con ustedes. En el mismo texto señala que en la declaración de principios de Habermas:
No hay ni una sola referencia a Israel como potencia ocupante, ni a Gaza como prisión al aire libre. No hay nada sobre esta perversa disparidad. […] Las acciones de Israel, que usted considera justificadas en principio, han implicado el lanzamiento de seis mil bombas en seis días sobre una población indefensa: más de quince mil muertos (el 70 % de ellos mujeres y niños); treinta y cinco mil heridos; siete mil desaparecidos; y 1.7 millones de desplazados, por no mencionar la crueldad de negar a la población alimento, agua, vivienda, seguridad y cualquier atisbo de dignidad. Infraestructuras esenciales para la vida han desaparecido.
Y continúa:
Pero no todos sucumben a este bloqueo cognitivo y a este entumecimiento moral. Entiendo que muchos jóvenes alemanes expresan en privado opiniones muy diferentes sobre el conflicto israelí-palestino que las de la clase política del país. Algunos incluso participan en protestas públicas. La generación joven está expuesta a medios de comunicación y fuentes de conocimiento alternativas, y experimenta procesos cognitivos diferentes a los de la generación anterior. Pero la mayoría guarda silencio en público por miedo a represalias. Parece que está surgiendo una especie de ‘esfera oculta’, irónicamente en la Alemania democrática, similar a la que existía en la Europa del Este antes de 1989 o bajo regímenes despóticos en Oriente Medio hoy en día.
Como se sabe, en la actualidad Alemania mantiene leyes muy estrictas respecto a la negación del Holocausto —considerada un delito grave— e incluso sobre la incitación a discursos de odio, lo cual parece civilizado. Pero lo que no resulta tan civilizado es que las autoridades alemanas prohíban el uso de la kufiya palestina y otros símbolos nacionalistas palestinos en las escuelas por “representar una amenaza para la paz”, según palabras de la senadora Katharina Günther-Wünsch (2025), de la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU). En sus redes sociales, la senadora visibiliza la cuestión de los rehenes tomados por Hamás, pero guarda silencio sobre la hambruna gestionada por el ejército israelí en Gaza.
Entender por qué Habermas guarda silencio sobre Palestina puede resultar complejo para algunos o simple para otros. Para unos seguirá siendo considerado un pensador universal; para otros, comenzará a verse como un pensador tribal (Dabashi, 2024) que sólo podrá leerse como un negacionista del genocidio palestino si no cambia de parecer y reconoce, haciendo honor a su propia teoría, lo que verdaderamente ocurre en Gaza.

RESISTENCIAS, Collage, E. (2025)
Actualmente abunda una tesis negacionista en algunos medios de comunicación masivos, [...] que se ha convertido en un componente central de las narrativas proisraelíes, particularmente de la ultraderecha que actualmente gobierna Israel.
Actualmente abunda una tesis negacionista en algunos medios de comunicación masivos, principalmente en Estados Unidos y Europa Occidental (Dabashi, 2025). Entre estas tesis se encuentran, por ejemplo, las opiniones del columnista del New York Times y podcaster Ezra Klein (2025), quien recientemente dedicó casi dos horas de su programa a analizar si la matanza en curso en Gaza constituye un “genocidio”; todo esto mientras las universidades estadounidenses enfrentan una enorme presión para dejar de hablar de Palestina, deportar activistas árabes o asiáticos por sus ideas a favor de esta causa, o censurar a profesores que mantienen un pensamiento informado y académico —y por ello crítico— sobre la hambruna, la muerte, la matanza y la barbarie en Gaza. Otro ejemplo de este discurso negacionista puede verse en pensadores como Bret Stephens, quien ha llegado a declarar que “se necesita matar a un número más elevado de palestinos para constituir un genocidio” (Dabashi, 2025).
Lo importante es comprender que este fenómeno no es nuevo, y que incluso se conecta con el negacionismo histórico que implica la negación de la Nakba de 1948, hecho que se ha convertido en un componente central de las narrativas proisraelíes, particularmente de la ultraderecha que actualmente gobierna Israel. Obras de autoras como Mariko Mori o Maha Nassar figuran entre las múltiples fuentes que niegan la Nakba y culpan a los propios palestinos de una supuesta “falta de sentimientos modernos” y de contar con “líderes que caen fácilmente en la ira y la violencia”. Hoy, frente al negacionismo del genocidio, es urgente afirmar que no se trata de una mera ocurrencia semántica ni de una palabra usada a la ligera, sino de una realidad dolorosa.
Ante esta situación, no hace falta lamentarnos, sino alimentar las tesis que definen este hecho como una atrocidad, trabajando para documentar y ofrecer argumentos que lo tipifiquen como lo que es: un genocidio alimentado por la intencionalidad de sus perpetradores. Sus declaraciones y acciones están registradas en la demanda presentada por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), en los trabajos de Francesca Albanese (2024), en el informe más reciente de B’Tselem (2025) y en otros de Amnistía Internacional (2024).
En el ámbito universitario, el genocidio, expresado específicamente en los ataques contra centros escolares, dio origen al término escolasticidio, acuñado por la profesora palestina de la Universidad de Oxford, Karma Nabulsi. El concepto combina el prefijo latino schola (escuela) con el sufijo -cidio (matar), y alude a una matanza masiva, sistemática y planificada con el objetivo de destruir la escuela y a sus interlocutores —docentes y estudiantes—. Dicho término se refiere a la destrucción sistemática, total o parcial, de la vida educativa de un grupo nacional, étnico, religioso o racial, así como de sus formas de organización educativa y cultural, como hoy acontece con el pueblo palestino (Giroux, 2024).

RECONSTRUIRGAZA, Collage, E. (2025)
Hacer de la barbarie una norma podría costarnos muy caro a corto plazo, porque si después del genocidio en Gaza no ocurre nada, entonces ¿quién será el siguiente?
Ante todo esto, leemos con preocupación en los muros de Facebook o X (antes Twitter) frases como: “he mantenido una hermosa conversación sobre Gaza”, “un placer hablar de Gaza”, o expresiones similares que, pienso, son todo menos apropiadas. Particularmente, desearía que no existiera la barbarie que se está perpetrando contra un pueblo que necesita toda nuestra solidaridad y crítica, nuestra acción y reflexión, para detener a los perpetradores y a sus negacionistas. Si comenzamos a hacerlo, entonces podremos construir algo nuevo desde las ruinas de Gaza y dignificar a las personas inocentes que han muerto.
Dejemos que los palestinos juzguen a Hamás. Dejemos que ellos elijan a sus líderes y discutan cómo construir su forma de vida, su Estado, su confederación. Dejemos que se hagan cargo de ese derecho, que no es poca cosa, pues deben trabajar arduamente en sus instituciones que, como todo gobierno, han caído en vicios, corrupción y clientelismo. Dejemos que ellos resuelvan esos problemas, pero no dejemos que les arrebaten esa oportunidad. No permitamos que exterminen al pueblo de Gaza, que lo maten a sangre fría, que destruyan mezquitas, hospitales y escuelas; que asesinen periodistas y amenacen con ello al mundo.
Lo anterior invita a pensar en Gaza como un simulacro sintomático de la condición mundial actual: un llamado de atención al mundo entero para imaginar lo que puede suceder si normalizamos el genocidio. Hacer de la barbarie una norma podría costarnos muy caro a corto plazo, porque si después del genocidio en Gaza no ocurre nada, entonces ¿quién será el siguiente? Hoy es el gazatí; mañana puede ser el migrante, el indígena, la mujer, el estudiante, el “otro” que piense distinto en un mundo donde —como decíamos— nadie parece respetar la ley.
Hagamos, por lo menos, que nos respetemos a nosotros mismos. Gaza no sólo ha ofrecido su cuerpo por Palestina, sino también por el mundo, para advertirnos de lo que sucede cuando no existe solidaridad suficiente para revertir una injusticia de esta magnitud. Así, la pregunta que queda por hacer es: ¿qué vamos a construir después de Gaza?
BIBLIOGRAFÍA
Albanesse, Francesca. (2024). Anatomy of a Genocide. https://docs.un.org/en/A/HRC/55/73
Amnesty International. (2024). Israel/Occupied Palestinian Territory: ‘You Feel Like You Are Subhuman’: Israel’s Genocide Against Palestinians in Gaza. https://www.amnesty.org/en/documents/mde15/8668/2024/en/
Bayat, Asef. (2023). “Juergen Habermas Contradicts His Own Ideas When It Comes to Gaza”New Lines Megazine. 8 de diciembre. https://newlinesmag.com/argument/juergen-habermas-contradicts-his-own-ideas-when-it-comes-to-gaza/
Günther-Wünsch, Katharina (2025). Perfil de X (Antes Twitter). https://x.com/DuezenTekkal/status/1881042639442542950
Giroux, Henry. (2024). Escolasticidio: borrar la memoria, silenciar la disidencia y hacer la guerra a la educación. Revista Análisis de la Realidad Nacional https://rarn.usac.edu.gt/wp-content/uploads/2024/11/RI_47_Escolasticidio-borrar-la-memoria_5.pdf
Klein, Ezra. (2025). When Is It Genocide?. 13 de agosto https://www.nytimes.com/2025/08/13/opinion/ezra-klein-podcast-philippe-sands.html
Betselem. (2025). “Our Genocide. Is Happening Now”. Betselem. Israel. https://www.btselem.org/publications/202507_our_genocide
Habermas, Jürgen, Nicole Deitelhoff, Rainer Forst, Klaus Günther. (2023) “Grundsätze der Solidarität. Eine Stellungnahme”. Normative Orders. 13 de noviembre.https://normativeorders.net/news/grundsaetze-der-solidaritaet-eine-stellungnahme/
Dabashi, H. (2025). “How not to despair as Israel's genocide rages on”. Middle East Eye. https://www.middleeasteye.net/opinion/how-not-despair-israels-genocide-rages
Dabashi, H. (2024). “Thanks to Gaza, European philosophy has been exposed as ethically bankrupt”. MIddle East Eye. https://www.middleeasteye.net/opinion/war-gaza-european-philosophy-ethically-bankrupt-exposed
Saffari, S. y Shabani, A. (2025). Palestina y el inconsciente colonial de la teoría crítica alemana. Middle East Critique , 1–17. https://doi.org/10.1080/19436149.2025.2481672
Moisés Garduño García es profesor en la FCPyS-UNAM donde coordina el Taller de Estudios sobre Medio Oriente. Integrante del Consejo Académico del Centro de
Estudios Árabes Contemporáneos de Madrid. Su libro más reciente se titula "Historia mínima de Irán Moderno", México, El Colegio de México, 2025.







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