LAS TAREAS DEL PENSAMIENTO CRÍTICO HOY
- Gabriel Vargas Lozano
- 10 mar
- 14 Min. de lectura
Actualizado: 10 mar

Tiempo y dialéctica, Collage, E. (2024)
Die Philosophen Haben die Welt nur verschieden interpretiert; es kömmt drauf an, sie zu verändern.
Tesis XI sobre Feuerbach.
El pensamiento crítico ha tenido desde sus orígenes con Marx y Engels una intención práctica.
Por “pensamiento crítico” suele entenderse, por un lado, la capacidad de analizar y evaluar los razonamientos desde el punto de vista lógico. Este es un tipo de actividad que proviene de Sócrates con la mayéutica; Platón con la dialéctica; Aristóteles con la retórica y muchos otros filósofos como Francis Bacon, quien en su Novum Organum describe mediante su “teoría de los ídolos” una serie de errores que se cometen en el proceso del conocimiento. Toda esta línea de reflexión se convertirá, en la segunda mitad del siglo pasado, en la teoría del critical thinking desarrollada por el lógico Max Black. Por mi lado, considero que esta acepción es importante y necesaria para todas las personas, ya que en la actualidad, a través de los medios de comunicación, recibimos una gran cantidad de información falaz, fake news, ideologías legitimadoras de dominio, etc. que tienen el propósito de manipular la conducta de los individuos en todos los campos de la actividad humana.
Pero la segunda acepción del concepto “pensamiento crítico” proviene de una tradición también de raigambre filosófica y que cobra diversos significados según el filósofo que las ha utilizado. En este sentido es Emmanuel Kant, quien integra el concepto de “crítica” al título de sus tres grandes libros: Crítica de la razón pura; Crítica de la razón práctica y Crítica del juicio. Kant, al incluir el concepto “crítica” busca determinar los alcances y los límites del conocimiento científico; de la conducta moral y legal y de las categorías metafísicas. Más tarde, otro clásico de la filosofía como Hegel, elimina el concepto “crítica” como definitorio de su filosofía, pero lo integra en su dialéctica; sin embargo, cae en una contradicción que señala Engels en su Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana. En ese libro considera que el autor de la Fenomenología del espíritu recae en una contradicción entre método y sistema. El método dialéctico implica el proceso permanente de aufhebung (negación-conservación-superación), pero el sistema, en cambio, indica que la contradicción que impulsó al espíritu llega a su final mediante el autoconocimiento. Esta posición suscitó diversos debates entre los seguidores de Hegel, ya que mientras los filósofos de derecha consideraban que el movimiento del espíritu había terminado, los seguidores de la izquierda consideraban que el movimiento seguiría mediante una crítica de la religión. Así, Ludwig Feuerbach, Bruno y Edgar Bauer, Arnold Ruge y otros, consideraban que esa crítica sería la base para que Alemania accediera a la modernidad logrando la separación entre la iglesia y el estado. Por su lado, Marx y Engels, quienes también pertenecían a ese movimiento, empezaron a distanciarse de él, considerando que tras el tema religioso se encontraba el político y finalmente económico. Pero ya Marx, desde 1837 retoma el concepto de crítica en un nuevo sentido diferente del kantiano como ocurre en su “Crítica a la filosofía del Estado de Hegel” (más tarde, subtitulará a su magna obra Das capital, crítica de la economía política). El concepto crítica en su nuevo sentido implica: 1) la explicación de las grandes y graves contradicciones del capitalismo como la explotación, enajenación y cosificación de los seres humanos; 2) la forma en que los economistas clásicos analizan esa sociedad y 3) la búsqueda de la fundación de una nueva sociedad que supere esas contradicciones. En otras palabras, Marx, junto con Engels, considera que había llegado el momento de la gran transformación de la estructura social dominante. Ahora bien, Marx muere en 1883 y desde ese año hasta ahora han ocurrido una serie de acontecimientos inimaginables en aquel entonces. Por esta razón los teóricos adherentes al capitalismo han considerado que la teoría de Marx ya no nos sirve para explicar lo que pasa ahora. Sostengo, por el contrario, que muchos de los temas planteados por los clásicos no sólo siguen vigentes, sino que incluso se han profundizado. En este sentido, preguntémonos: ¿Qué es lo que ha ocurrido en el siglo XX y lo que va del XXI y en qué sentido es necesario un pensamiento crítico no sólo para analizar los nuevos problemas que han aparecido en el capitalismo sino también para señalar vías de su superación?
Sobre la primera pregunta, es importante destacar que el pensamiento crítico ha tenido desde sus orígenes con Marx y Engels una intención práctica, y por ello, los éxitos o los fracasos sociales afectan a su recepción, pero no a la validez de muchos de sus planteamientos. En lo siguiente, trataré de explicar esta relación:
Marx consideraba que el desarrollo del capitalismo implicaría una serie de contradicciones que lo llevarían a un cambio de sistema como había ocurrido en la transformación del sistema feudal. Lo que Marx no pudo considerar fue que los grandes imperios producirían sociedades atrasadas que denominaron despectivamente “tercer mundo” en África, Asia y América Latina. En efecto, Inglaterra, Francia, Alemania, los Estados Unidos y otros, se dedicaron a explotar los recursos naturales y humanos (incluyendo la salvaje esclavitud) por la vía de la violencia; utilizaron el desarrollo de la ciencia para el fomento de la enajenación y corrompieron, asesinaron o encarcelaron a los dirigentes de los trabajadores para impedir su independencia. En forma sumaria, los grandes países han explotado a los más débiles con la colaboración de un grupo de individuos que ha controlado los poderes económicos, políticos e ideológicos en estos últimos países. Aquí surge la primera tarea del pensamiento crítico: denunciar y combatir no sólo este robo sino una serie de ideologías que pretenden normalizarlo y presentarlo como algo “inevitable”. Un ejemplo de esto sucedió hace cuarenta años cuando se habló de que la “globalización” era inevitable, con lo que en el fondo se buscaba que los países abrieran sus fronteras a las grandes transnacionales de la industria, la banca, el comercio o la comunicación. Es por ello que el pensamiento crítico requirió distinguir los significados de dicho concepto para no confundir los resultados de la revolución tecnológica con la subordinación de nuestros países a los grandes imperios.
Otro ejemplo lo tenemos en la crisis del sistema en 1929. En este momento, muchos estudiosos consideraron que era el fin del sistema, sin embargo, varios científicos sociales como Keynes, propusieron una solución salvadora: los damnificados del sistema deberán ser auxiliados por el Estado. Se creó así lo que se llamó el welfare state (el estado benefactor). Esta estrategia entró en crisis en la década de los ochenta del siglo pasado y fue sustituida por el neoliberalismo de Ronald Reagan y Margaret Thatcher como voceros de los grandes sistemas financieros. Como sabemos, en México, el neoliberalismo inició con Miguel de la Madrid en 1982 y prosiguió con los demás presidentes hasta 2018 en que comenzó el período de Andrés Manuel López Obrador, al menos como política de estado, porque el neoliberalismo ha permanecido en el ámbito internacional y en muchos sectores nacionales. Mediante la política neoliberal, Carlos Salinas de Gortari representó la venta de las principales empresas estatales al capital privado; la dependencia de la economía mexicana de la estadounidense y canadiense y el fortalecimiento de la derecha. Como se recordará, justamente el día de inicio del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (TLC) estalló la rebelión del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y surgieron una serie de nuevos conflictos. En este caso, el pensamiento crítico enfrentó y enfrenta varios problemas: 1) características y consecuencias sociales y políticas de la política keynesiana; 2) las consecuencias sociales del vuelco neoliberal y en esa dirección, el análisis filosófico del pensamiento de su fundador Friedrich Von Hayek, quien buscaba eliminar todo vestigio de socialismo (real y teórico) porque lo consideraba “la fatal arrogancia”; 3) la reflexión sobre la propuesta zapatista que implica un rechazo a la modernidad capitalista y una reivindicación del “México profundo”.
Ahora bien, desde 1917, con la revolución de octubre en Rusia, se había ya iniciado un proceso de recambio. La cadena imperialista —decía Lenin— se rompió en su fragmento más débil como lo fue el zarismo y sobrevino la posibilidad de un cambio histórico. Esta revolución produjo un enorme ánimo en el mundo, en el sentido de que podía empezar ya la gran transformación hacia la sociedad comunista. Sin embargo, se producirían dos fenómenos históricos, como lo fueron: en primer lugar, el surgimiento de una de las ideologías más terribles que se han formado en el decurso de la humanidad como lo fue el nazismo, que llevó a los hornos crematorios a millones de seres humanos y produjo una guerra mundial. El nazismo en Alemania y el fascismo en Italia, buscaron así evitar que surgiera la nueva sociedad en sus países, pero al mismo tiempo, quisieron apoderarse del mundo con la ayuda de Japón al crear el eje Roma-Berlín Tokio. Esta lucha terminó, como sabemos, con el triunfo de los aliados después de la terrible masacre de 50 millones de personas. En 1945, el mundo quedó dividido en dos grandes bloques: el bloque socialista y el bloque capitalista. Éstos lucharon en todos los campos (ciencia, deportes, cultura, etc.) mediante lo que se llamó “Guerra Fría” para demostrar las virtudes de cada uno de los sistemas dominantes en cada bloque. En el intermedio, muchos países pudieron liberarse del colonialismo y en casos como Cuba, proclamar el inicio de la nueva sociedad en América Latina. Hasta aquí, parecía que Marx se había equivocado al considerar que la nueva sociedad aparecería en la más desarrollada. Esta contradicción se desvaneció cuando se publicó la correspondencia de Vera Zasulich con el autor de El Capital, en donde éste consideraba que sí era posible el salto histórico de la comuna rusa al socialismo sin pasar por el capitalismo (lo cual demostraba que Marx no entendía el proceso de historia en forma lineal), pero advertía que ese movimiento sólo sería posible si era acompañado por el movimiento revolucionario en los principales países europeos. Lo que ocurrió después de la Revolución rusa de 1917 fue que la insurrección en Italia, Francia o Alemania fue liquidada
Pero, ¿qué pasó con el socialismo?
La lucha contra el nazismo tendió un velo sobre un grave problema que afectó a la URSS (Unión de Repúblicas Soviéticas y Socialistas) a causa del régimen conformado por Iósif Stalin (1878-1953), quien tomó el poder a la muerte de Lenin en 1924 y si bien adquirió, por un lado, la fama de haber sido “el salvador” de la patria socialista frente al nazismo, también fue cierto que conformó una sociedad que combinó una serie de derechos que provenían de la tradición socialista con una estructura dictatorial que se mantuvo después de la guerra; para sostenerse en el poder mandó asesinar a la vieja guardia revolucionaria como ocurrió con Lev Trotsky aquí en Coyoacán, México; Bujarin, a quien condenó por traición a la patria sin prueba alguna, entre muchos otros. Estos crímenes fueron denunciados por Nikita Jrushev en su “Informe secreto” en el XX Congreso del PCUS en 1956, con lo que se produjo una crisis en el movimiento comunista internacional. Pero Stalin también elaboró una nueva versión vulgar del marxismo llamado “materialismo dialéctico” (Es importante señalar que este concepto es utilizado mediante diversos significados que no se identifican con la deformación estalinista). Esta concepción fue difundida como “la verdadera y auténtica” concepción de Marx, Engels y Lenin, aunque, en realidad, era una versión simplista y dogmática que se divulgó por todo el mundo. Un ejemplo de ello fue que se decía que el marxismo podía ser explicado mediante tres leyes: la contradicción; los cambios cuantitativos y cualitativos y la negación de la negación, cuando si se estudia en serio El Capital se encontrará un sistema estructural-genético, dialéctico-materialista, como lo expone, por ejemplo, Jindrich Zeleny en su famoso libro La estructura lógica de El Capital de Marx. En esta dirección, Stalin también impuso que la estética de Marx había sido el “realismo socialista” y que todos los artistas tenían que plegarse a ella.
Frente a esta concepción deformada de Marx surgieron otras que, basándose en una lectura directa de sus manuscritos inéditos, se fueron conociendo gradualmente*, llevando así a interpretaciones diferentes**.
Los filósofos radicales norteamericanos consideran que independientemente de cuándo se podría dar un cambio en países como los Estados Unidos, se requiere pensar en las instituciones que podrían sustituir a las que ya se han convertido en obsoletas.
¿Qué es lo que había ocurrido con el legado de los clásicos?
Hay varias respuestas. Una de ellas la publiqué en mi libro Más allá del derrumbe (Siglo XXI editores, México, 1991) en donde expuse un conjunto de dificultades objetivas y subjetivas que enfrentó la URSS para lograr constituir una nueva sociedad. Existen una gran cantidad de libros en donde se busca explicar las causas de este fracaso. A mi juicio, sin embargo, el tema de las causas del derrumbe del llamado “socialismo realmente existente” se encuentra abierto y en un futuro deberá retomarse en nuestros países de América Latina. En este sentido, quiero señalar aquí el enorme retraso teórico que padecemos con respecto a estos temas ya que, por ejemplo, en los Estados Unidos, un importante grupo de filósofos denominados radical philosophers ha hecho una serie de seminarios, conferencias y coloquios para analizar la problemática del socialismo y buscar vías de desarrollo futuras. Por cierto, los filósofos radicales norteamericanos consideran que independientemente de cuándo se podría dar un cambio en países como los Estados Unidos, se requiere pensar en las instituciones que podrían sustituir a las que ya se han convertido en obsoletas.
Sobre el desarrollo del marxismo desde el punto de vista teórico
Marx y Engels dejaron una obra inconclusa. Marx consideraba que la sociedad estaba configurada mediante un entramado de economía, superestructura jurídico política y formas de conciencia ideológica, pero en su obra sólo encontramos la primera parte del sistema económico. Fue por ello que durante el siglo XX se publicaron muchas obras agrupadas o no en corrientes.
En forma también muy sintética mencionaré, en primer lugar, el surgimiento de una versión humanística desarrollada por Adam Schaff y Erich Fromm y que formó parte de la polémica de la posguerra sobre el humanismo. Recordemos la crítica de Sartre sobre un humanismo que no tomara en cuenta al individuo, aunque Schaff le responde que sí lo hace en su obra Marxismo e individuo humano.
Otra interpretación de la obra de Marx fue la epistemológica, desarrollada, entre otros, por Louis Althusser y su importante grupo de pensadores entre los que se encuentra Étienne Balibar. En relación con la interpretación de Althusser, Adolfo Sánchez Vázquez publicó su libro Ciencia y revolución. El marxismo de Althusser y a su vez, Enrique González Rojo publicó su libro Epistemología y socialismo como crítica al de Sánchez Vázquez.
En 1923 se fundó en Frankfurt el “Instituto de Investigaciones Sociales”, que originalmente tenía el propósito de analizar el movimiento obrero; sin embargo, en los años 30 ingresan en él una serie de filósofos como Max Horkheimer, Theodor Adorno, Herbert Marcuse, Erich Fromm, Friedrich Pollock y otros como Alfred Schmitt y Walter Benjamin. Estos dos últimos escribieron importantes obras como El concepto de naturaleza en Marx y La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica o Tesis de filosofía de la historia, respectivamente. Benjamin tuvo una importante relación con Ernest Bloch, quien publicó una de las obras más importantes sobre el concepto de utopía, El principio esperanza, y con el gran filósofo y creador Bertold Brecht. Benjamin se suicidó en 1940 en Portbou, España, para no ser aprehendido por los nazis. Todos estos pensadores desarrollaron un análisis de los fenómenos sociales y culturales extraordinariamente ricos vinculándolo a autores como Freud, Weber o Heidegger.
En la obra de Sánchez Vázquez encontramos importantes bases para el desarrollo del pensamiento crítico, pero es necesario profundizar en los grandes problemas que nos afectan.
En este contexto, mientras Horkheimer y Adorno llevaron a cabo la crítica tanto del capitalismo como del “socialismo real”, Marcuse, ante su concepción de que se había cooptado a la clase obrera en los países industrializados, propone que sean las mujeres, los negros, los estudiantes y, en general, las clases subalternas quienes constituyan ahora el “sujeto de la historia”. Estos pensadores se opusieron a las concepciones del materialismo vulgar y a las concepciones positivistas. Su texto fundador fue Teoría tradicional y teoría crítica (1937) de Horkheimer y Dialéctica de la ilustración (1944-47) compilada también por Adorno. Todos estos filósofos eran de origen judío y fue por ello que se vieron obligados a salir de Alemania para salvar su vida un poco después de que Hitler accediera al poder. Aquí es importante anotar que, si bien su aportación sobre los fenómenos culturales del sistema capitalista es extraordinariamente rica, la verdad es que abandonaron el análisis económico y sostuvieron una posición eurocéntrica.
Otra corriente importante dentro del marxismo es la filosofía de la praxis. Esta corriente tiene varios representantes. El primero de ellos fue Antonio Gramsci, cuyos análisis enriquecen notablemente la teoría de Marx en los aspectos políticos e ideológicos. En México apareció en español por primera vez su obra completa por la editorial Era y el año antepasado se publicó el Diccionario gramsciano (1926-1937), editado por Guio Liguori, Massimo Modonesi y Pasquale Voza (Cagliari, UNICAPRESS, 2022). La obra de Gramsci nos proporciona un importante juego de categorías para explicar la sociedad actual como las de bloque histórico, hegemonía, ideología, revolución pasiva, intelectuales, etc.
Sobre el tema de la filosofía de la praxis también habrá que mencionar al grupo “Praxis” de Yugoslavia formado, entre otros, por Mihailo Markovic y Gajo Petrovic. Es necesario destacar la obra de Adolfo Sánchez Vázquez, quien en su Filosofía de la praxis fundamenta la categoría de praxis frente a la de práctica, propone diversas formas de praxis como la científica, artística, social; profundiza sobre los conceptos de causalidad y legalidad de la historia así como los de racionalidad y violencia. La obra de Sánchez Vázquez se desplaza de forma creativa entre los terrenos de la filosofía política y de la historia; la ética y la estética (Se puede leer con mucho provecho su libro A tiempo y destiempo editado por el FCE).
En mi opinión, en la obra de Sánchez Vázquez encontramos importantes bases para el desarrollo del pensamiento crítico, pero es necesario profundizar en los grandes problemas que nos afectan. Algunos de ellos son los siguientes:
El movimiento feminista requiere analizarse desde una perspectiva marxista. Un ejemplo es el promovido por Frigga Haug cuando considera que el trabajo doméstico es parte integrante del sistema capitalista, en contraste con la teoría marxista que sólo planteó el trabajo obrero. De igual manera, conviene profundizar en la crítica al patriarcalismo.
Es necesario hacer un análisis crítico de la democracia liberal; distinguir las formas de la democracia que ha habido y buscar una que realmente implique la representación de los ciudadanos.
Es fundamental reformular el concepto de progreso que se ha reducido a los tecnológicos y científicos y ampliar el concepto de evolución humana.
Es necesario combatir la tendencia deshumanizadora que promueve el sistema mediante un uso acrítico de la actual revolución digital.
Es fundamental destacar las consecuencias de las crisis ecológicas.
Es central combatir las formas de enajenación y cosificación de los seres humanos.
Es necesario pensar las bases de una sociedad emancipadora que sea alternativa al neoliberalismo, entre muchos otros temas.
Concluyo el presente trabajo con lo siguiente: un pensamiento crítico de orientación marxista nos proporciona una gran cantidad de elementos teóricos para reflexionar sobre la situación actual, pero es necesario hacerlo de forma abierta y creativa. La universidad es hoy un lugar idóneo para hacerlo siempre que se encuentre en sintonía con la realidad. Es por ello que se requiere alejarse del dogmatismo, de la repetición, del colonialismo mental, del eurocentrismo y del academicismo.
*A raíz del derrumbe del bloque socialista se nombraron en Alemania a Marx y Engels, “pensadores alemanes” y, por tanto, se empezaron a publicar, en forma altamente profesional, la edición de sus obras completas. Hasta dentro de algunos años se podrá tener a disposición una versión no deformada o tergiversada.
**Aquí cabe hacer notar que la primera obra de Sánchez Vázquez fue Las ideas estéticas de Marx y posteriormente su antología en dos tomos titulada Estética y marxismo en las que demuestra que en este campo se habían desarrollado una serie de concepciones muy críticas y diversas. Fue una fuerte refutación de las tesis estalinistas.
BIBLIOGRAFÍA
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Engels, F. y Marx, K. (2006). Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana. Madrid: Fundación de Estudios Socialistas Federico Engels.
Gonzalez, E. (1985). Epistemología y socialismo. Editorial Diógenes.
Horkheimer, M. (2003). Teoría crítica. Buenos Aires-Madrid: Amorrortu.
Horkheimer, M. y Adorno, T. (1988). Dialéctica de la ilustración. Barcelona: Trotta.
Kant, I. (s.f.). Crítica de la razón pura. Buenos Aires: Losada.
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———. (s.f.). Crítica del juicio. Buenos Aires: Losada.
Liguori, G., Massimo, M. y Voza, P. (2022). Diccionario gramsciano (1926-1937). Cagliari: UNICAPRESS.
Marx, K. (1990). El Capital. Moscú, Rusia: Editorial Progreso.
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Marx, K. y Engels, F. (1980). Escritos sobre Rusia. El porvenir de la comuna rusa. Ciudad de México: Siglo XXI editores.
Sánchez, A. (2003). A tiempo y destiempo. Ciudad de México: FCE.
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Schaff, A. (1967). Marxismo e individuo humano. Ciudad de México: Grijalbo.
Vargas, G. (1991). Más allá del derrumbe. México: Siglo XXI editores.
Zeleny, J. (1978). La estructura lógica de El capital de Marx. México: Grijalbo.
Gabriel Vargas Lozano, filósofo y docente marxista, miembro fundador del Observatorio Filosófico de México y demás proyectos de divulgación y defensa de la filosofía. Así mismo, ha publicado más de 70 ensayos, algunos de los cuáles han sido traducidos al inglés, alemán, servo-croata, portugués e italiano y más de 400 artículos periodísticos.
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