EL ETNOCENTRISMO Y LA PERMISIVIDAD DEL GENOCIDIO EN GAZA
- Valeria Alejandra Rosas Rodríguez
- 11 may
- 9 Min. de lectura
Actualizado: 22 may

TIEMPO DE GAZA, Collage. E. (2024)
El proceso de construcción del pensamiento etnocéntrico destaca por su lógica inductiva; es decir, que los resultados y el funcionamiento de un caso particular se generalizan como referente de otros a gran escala.
La tiranía de las producciones sociales yace en su capacidad naturalizadora. Las alusiones de tipo valorativo se objetivan en la realidad material para terminar penetrando en la subjetividad, no sólo de los sujetos, sino también de las sociedades enfrentadas por el poder del criterio de verdad. ¿Quiénes poseen el oráculo y cómo se utiliza para intervenir en la realidad? El objetivo de este artículo es mostrar las dinámicas a través de las cuales el etnocentrismo opera en un proyecto colonial actual y la manera en que coacciona la realidad.
El proceso de construcción del pensamiento etnocéntrico destaca por su lógica inductiva; es decir, que los resultados y el funcionamiento de un caso particular se generalizan como referente de otros a gran escala. En palabras de Todorov: “Se elevan, indebidamente, a la categoría de universal los valores de la sociedad a la que yo pertenezco” (1991, p. 21); y no sólo esto: la sofisticación del etnocentrismo reside en familiarizar aquella hegemonía ajena mediante su incorporación a la realidad y vida cotidiana de los otros inferiorizados.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando “se repudian las formas culturales: las morales, religiosas, sociales y estéticas que estén más alejadas de aquellas con las que nos identificamos” (Lévi-Strauss, 1996, p. 47)? No sólo se configura una narrativa única a través de la cual los universos de sentido y significado de una cultura y sus objetivaciones priman por encima de las demás, sino que se otorga legitimidad para corregir y violentar a aquellos enajenados. La configuración de identidades a través del espejo etnocéntrico permea tanto el nivel objetivo como el subjetivo, reverberando en los roles dentro de las estructuras sociales —entre los sujetos y, a mayor escala, entre instituciones y Estados—.
De esta manera, cuestiones con fines utilitarios para distintos grupos en el poder se legitiman mediante la manipulación ideológica; a su vez, la subjetividad modelada en la conciencia del sujeto participa y desarrolla las objetivaciones sociales que sustentan un proyecto etnocéntrico. La historia cierra y abre sus puertas al páramo etnocéntrico: a veces bien disfrazado de utopía y, otras veces —una vez pasado el tiempo—, su aridez es revelada en la toma fotográfica in situ, mostrando los desperfectos de su naturaleza.
A lo largo del último año y en lo que va de 2025, las protestas contra las políticas coloniales de Israel en Palestina se han multiplicado, al igual que la represión a los manifestantes.
Parte de la lógica ontológica de la discriminación étnica yace en las certezas que ésta otorga al Yo, no en relación con los otros, sino en tanto se es por encima de ellos. No son sólo fenotipos en movilidad, como el color de la piel o los rasgos faciales, sino las atribuciones morales que transfiguran las corporalidades. Estas discriminaciones se encubren bajo un abanico de formas: desde chistes, la manera en que nos relacionamos, los conocimientos e historias eclipsadas por la academia —y las privilegiadas—, los trabajos negados, los migrantes aceptados, las invasiones legitimadas e, incluso, la forma en que deben presentarse los movimientos sociales y qué causas pueden defenderse.
A lo largo del último año y en lo que va de 2025, las protestas contra las políticas coloniales de Israel en Palestina se han multiplicado, al igual que la represión a los manifestantes. Estados Unidos, Australia y gran parte de los países de la Unión Europea —como Alemania, Francia, Reino Unido, Suiza, entre otros— han adoptado medidas como la detención temporal, el arresto, la revocación de visas y la deportación en el caso de manifestantes con estatus migratorio legal. En el caso de EE. UU., muchos de ellos son estudiantes de nivel superior, como Mahmoud Khalil, doctorando en Administración Pública en la Universidad de Columbia, y Rumeysa Ozturk, doctoranda en la Universidad de Tufts en Estudios de las Infancias y el Desarrollo Humano. A pesar de que ambos contaban con la tarjeta de residencia permanente, fueron detenidos sin el derecho al debido proceso por el Departamento de Seguridad Nacional y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas debido a su activismo contra el genocidio en Gaza.
¿En qué se sostienen estas medidas? En acusaciones de antisemitismo y amenazas a la seguridad nacional, las cuales se respaldan en la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto, que genera una sinergia entre antisemitismo y antisionismo a través de la exposición de “11 situaciones como ‘ejemplos contemporáneos de antisemitismo’ para ilustrar su aplicación, siete de los cuales se refieren al Estado de Israel” (Marsi, 2024). Entre estas destacan: “Aplicar dobles estándares al exigirle [a Israel] un comportamiento que no se espera ni se exige de ninguna otra nación democrática” y “afirmar que la existencia de un Estado de Israel es un esfuerzo racista”. (Kaiser, s. f.)
Si bien esta definición es criticada por su tergiversación, ha sido empleada como herramienta para silenciar las críticas a las acciones del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Es necesario aclarar que no es lo mismo estar en contra de la población judía que oponerse al Estado de Israel o a las políticas de ocupación en las que este se sustenta. Equiparar las críticas al Estado de Israel o la expresión de apoyo a Palestina con manifestaciones de antisemitismo constituye una falacia instrumentalizada.
El sionismo empaqueta selectivamente a aquellos judíos que desea que encabecen el Estado de la Estrella de David. ¿Y qué hay de los judíos que no estuvieron ni están de acuerdo?
La definición de antisemitismo utilizada por los países que han reprimido a los manifestantes busca construir una verdad etnocéntrica y encubrir el racismo y la discriminación religiosa inherentes al proyecto de las élites israelíes. Dicho proyecto se revela a nivel constitucional con la Ley Básica del Estado-nación israelí, donde “el derecho a ejercer la autodeterminación nacional pertenece únicamente al pueblo judío” (Vidal & Heilbronn, 2019), estableciendo así legalmente el carácter apartheid del país contra personas de otras religiones, como musulmanes y cristianos. Por otro lado, también ejerce una discriminación étnica hacia los propios judíos que viven en Israel, como los falasha de Etiopía o los mizrají de Medio Oriente, siendo que:
Sus miembros residen en ciudades israelíes de segunda categoría, barrios desfavorecidos comunidades marginadas de la periferia geográfica de Israel. Tras emigrar masivamente durante las décadas de formación del país, se encontraron con una élite socialista arraigada, mayoritariamente de origen asquenazí (europeo). Esta última controlaba todos los principales mecanismos de poder de Israel, incluyendo la Federación Sindical Histadrut, la Agencia Judía y los ministerios gubernamentales, lo que les otorgaba pleno control sobre la vivienda, la educación y el empleo en la incipiente economía protocapitalista del país. Los inmigrantes mizrajíes fueron enviados a construir granjas en la periferia, mientras que la élite se asentó en propiedades inmobiliarias de primera calidad en las ciudades emergentes de Israel (Shube,2023).
El sionismo empaqueta selectivamente a aquellos judíos que desea que encabecen el Estado de la Estrella de David. ¿Y qué hay de los judíos que no estuvieron ni están de acuerdo? El Estado apartheid creado en 1948 busca representar a toda la comunidad judía, a la vez que impone a sus miembros renunciar a su lengua materna —como el yidish en el caso de los asquenazíes o el árabe en el de los mizrají—, promoviendo así el borrado de la diversidad de la identidad judía para conformar una acorde con sus intereses.
Entonces, si Israel como Estado no sólo segrega a cristianos y musulmanes, sino que también discrimina a sus propios judíos, ¿a qué aluden países como Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, entre otros, arrestando a disidentes de las operaciones israelís? ¿Por qué persistir defendiendo a un actor con prácticas antisemitas y cuya máscara está siendo cada vez más expuesta en redes sociales y en el espacio público? He aquí la importancia de la construcción ontológica para el etnocentrismo: se apoya del control de las intersubjetividades con la realidad para moldear el campo material de la vida.
La intención no es proteger a los judíos, sino conservar los beneficios que hasta ahora ha dado el asset de las potencias imperiales en Medio Oriente. Para cerciorarse de esta aseveración basta con checar quiénes son los principales socios comerciales y militares de Israel, que, curiosamente, coinciden con aquellos que mantienen las restricciones a los movimientos en apoyo a Palestina y reciben al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en sus congresos. En el caso de la Unión Europea, se mantiene una destacada relación en el campo económico como primer socio comercial acompañado de cooperación en el sector de investigación e inteligencia:
En el periodo 2008–2025 Israel habrá recibido un total de 67,6 millones de euros correspondientes a proyectos de investigación presentados en los programas europeos FP7 Security (31,98 M€), Horizon 2020 (34,18 M€) y el actual Horizon Europe (1,49 M€). Cantidad mucho mayor que algunos miembros de la UE con una población similar, como por ejemplo Hungría (un total de 35,7 M€). (Fortuni & Bohigas, 2023)
Si el desmoronamiento de la base popular no es suficiente para cambiar el curso del apoyo a Israel por parte de estas democracias maquilladas, entonces ¿podrán hacerlo las acciones de grupos de poder pertenecientes al mismo fenómeno cultural, pero con una visión diferente?
En cuanto a EE. UU., es bien sabido que es el principal financiador militar de Israel, lo que convierte al país sionista en uno de los más importantes importadores de la industria armamentista estadounidense. El presente memorándum de entendimiento firmado en 2016 por EE. UU. “compromete 500 millones de dólares en fondos de defensa antimisiles y 3.300 millones de dólares en otros fondos militares cada año desde 2019 hasta 2028” (USA Facts, 2023). El que EE. UU. fortalezca a su principal activo en Medio Oriente le permite ejecutar distintas estrategias por diferentes frentes para desestabilizar a gobiernos poderosos y antitéticos en la región, como lo fueron Abdel Gamal Nasser en Egipto, Sadam Husein en Irak y Muamar el Gadafi en Libia, con el fin de tener menos obstáculos en el acceso a recursos y vías marítimas estratégicas como el Canal de Suez, el mar Rojo y el estrecho de Ormuz.
Por un lado, se reprime y deporta a los manifestantes que expresan su apoyo a Palestina, con más de 300 visas revocadas en EE. UU. en lo que va del presente año, 202 casos de represión política registrados en Alemania en abril de 2024 y violaciones a derechos fundamentales en Austria, República Checa, Dinamarca, Estonia y Países Bajos (El Salto, 2024). Por otro lado, se recibe con medidas de protección al criminal de guerra más reciente declarado por la Corte Penal Internacional: el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. Además, se acoge a miembros de la ultraderecha fascista, como Ben Gvir, recibido por el gobierno republicano de Estados Unidos en abril, junto con sus propuestas de bombardeo a los depósitos de comida dirigidos a Gaza y la tortura de prisioneros palestinos.
El etnocentrismo en torno al manejo del genocidio en Gaza desvela “los roles representantes de fenómenos culturales por individuos específicos que aprovechan ciertos recursos y que poseen distintos niveles de poder y autoridad” (Thompson, 2000, p. 201). Si el desmoronamiento de la base popular no es suficiente para cambiar el curso del apoyo a Israel por parte de estas democracias maquilladas, entonces ¿podrán hacerlo las acciones de grupos de poder pertenecientes al mismo fenómeno cultural, pero con una visión diferente? Los entramados de sentido y significado — en este caso, de la relación entre Israel y Palestina — se dan en un contexto de relaciones de poder asimétricas que, además de permitir el rápido avance de la colonización en Palestina, suprimen a las voces disonantes a nivel internacional.
BIBLIOGRAFÍA
El Salto. (2024). Spray de pimienta, perros policía y agresiones: cómo los países europeos han castigado la solidaridad con Gaza. Recuperado de: Unión Europea | Spray de pimienta, perros policía y agresiones: cómo los países europeos han castigado la solidaridad con Gaza - El Salto - Edición General
Fortuny, T & Bohigas, X. (2023) Israel, un país militarizado con la ayuda de EEUU y la UE. El Salto. Recuperado de: Análisis | Israel, un país militarizado con la ayuda de EEUU y la UE - El Salto - Edición General
Gottlieb, A. & Merryman-Lotze, M. (2025). Stop the persecution of student activists in the U.S. American Friends Service Committee. Recuperado de: Stop the persecution of student activists in the U.S. | American Friends Service Committee
Lévi-Strauss, C. (1986) Raza y cultura, en Raza e historia, Cátedra, Madrid.
Kaiser, B. (s.f.). La definición de la IHRA y su uso para suprimir las críticas a Israel en Europa. Centro de Recursos para la Residencia Palestina y los Derechos de los Refugiados (BADIL). Recuperado de: https://badil.org/publications/al-majdal/issues/items/3491.html#_edn24
Marsi, F. (2024). Will the US adopt IHRA’s anti-Semitism definition? What’s the controversy?Al Jazeera. Recuperado de: Will the US adopt IHRA’s anti-Semitism definition? What’s the controversy? | Explainer News | Al Jazeera
Shube, S. (2023) Guerras culturales, etnicidad y el futuro de la democracia israelí. Fathom. Recuperado de: Fathom – Guerras culturales, etnicidad y el futuro de la democracia israelí
Thompson, J (2000). El concepto de cultura, en Ideología y cultura moderna. UAM-Xochimilco, México.
Todorov, T. (1991). Lo Universal y lo Relativo, Etnocentrismo en Nosotros y los Otros. Siglo XXI. México.
USA Facts. (2023). ¿Cuánta ayuda da Estados Unidos a Israel? Recuperado de: ¿Cuánta ayuda da Estados Unidos a Israel? | Actos de la USAFacts
Vidal, D.& Heilbronn B. (2019). How Israel Manipulates the Struggle Against Anti-Semitism. Orient XXI. Recuperado de: How Israel Manipulates the Struggle Against Anti-Semitism - <span lang="fr">Dominique Vidal</span> - <span lang="fr">Bertrand Heilbronn</span>
Valeria Alejandra Rosas Rodríguez es estudiante de Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en la UNAM. Mis áreas de interés son Medio Oriente, la constitución de las identidades en las culturas y la formación de edificios de sentido y significado a través del lenguaje y la religión. Busco hacer una maestría en Medio Oriente y un doctorado en Antropología Social.
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